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Reciprocidad




Este domingo hemos salido con mi amiga Almudena a dar un paseo al río. Nos gusta exponernos al agua fría de vez en cuando, nos recarga de energía y nos eleva.


Una palabra rondaba mi cabeza, RECIPROCIDAD. Escuchaba esta palabra de Robin Wall Kimmerer, escritora, ecóloga botánica y educadora; autora del libro 'Una trenza de hierba sagrada'.


Robin es descendiente de aborígenes norteamericanos, a la vez que científica, y su gran aporte al mundo está siendo difundir la relación entre la ciencia indígena y la ciencia occidental. Mirar la realidad desde múltiples ángulos de conocimiento e iluminar la Sabiduría Ecológica Tradicional (Traditional Ecological Knowledge).


Menciona la Reciprocidad, desde su tradición, como la acción de devolver algo a la tierra en intercambio por lo que ella nos ha dado. La actitud de contemplar lo recibido no como RECURSO ilimitado y siempre disponible para nosotr@s sino como un REGALO del cual estamos tremendamente agradecidos. Dejar de ser CONSUMIDORES y pasar a ser DADORES.


Encontramos la Reciprocidad inscrita en nuestros genes, especialmente visible en las relaciones personales. Dar y recibir ha de ser una balanza equilibrada. Dar demasiado o tomar demasiado, tanto en lo personal como en lo ecosistémico, no es sano, no nos beneficia a ninguna de las partes. Hemos de encontrar un punto medio en la balanza.


Robin menciona las tres erres que nos guían ante esta perspectiva: Restoration, Reciprocity and Respect for all beings (Reparación, Reciprocidad y Respeto para todos los seres).


En vez de mirar el 'daño', poner la mirada en el causante del daño y lo dañado. La cultura Anishinaabe nos llama a una sanación que en un mismo acto sana lo dañado y al causante del daño. Sanar la relación que los humanos tenemos con la Naturaleza, dejando de lado el antropocentrismo y acogiendo una identidad Multiespecie, que nos coloque en el mismo peldaño que a los demás seres vivos. Conectar con la Tierra no como un otro impersonal y objetual, sino como parte de nuestra familia.


Robin nos invita a comenzar desde el lenguaje, usando pronombres personales que usaríamos con nuestros seres queridos para referirnos a los elementos naturales, animales, montañas y bosques.

No se trata de humanizar, sino de equilibrar y respetar a través de la palabra, que es el eslavón indispensable en la comunicación y creación de significados. Con este nuevo uso del lenguaje, podemos incluir a la naturaleza en la ley, dotarla de derechos al mismo nivel que los humanos. Afortunadamente existen ya proyectos en diferentes partes del mundo abordando este aspecto.


Finalmente nos habla de' la Cosecha Honorable', la cual nos da una hoja de ruta en cuanto a cómo relacionarnos con la Naturaleza, y que considero, sería revolucionario y transformador, si todas las personas lo siguiéramos:








Me siento muy agradecida a Robin Wall Kimmerer por estas reflexiones, y es un gusto poderles compartir a ustedes estas palabras que fueron tan inspiradoras para mí.


Que tengan una feliz semana.


Sil

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